El irrigador bucal

Desde hace un tiempo a esta parte, se han puesto muy de moda un sistema de limpieza bucal que hasta hace poco casi nadie usaba, el irrigador bucal.

Este sistema de limpieza, antes utilizado solo en las clínicas dentales se han extendido por todos lados, pudiendo encontrar multitud de modelos en el mercado, fijos, de viaje, con mayor o menor presión, con más o menos cabezales, y un largo etcétera.

Pero no tenemos que confundirnos y pensar que solo con pasarnos el irrigador bucal o dental, ya tendremos la boca limpia. De hecho, es un perfecto complemento al cepillado, que sigue siendo nuestra mejor arma para limpiar nuestros dientes.

Para tener una boca limpia y sana, la mejor forma de hacerlo sería utilizando un cepillo de dientes acorde a tus necesidades, como ya hemos visto en un artículo anterior y que puedes revisar aquí, utilizar hilo dental, el irrigador y un colutorio.

Sabemos que hacer todos estos pasos pueden llevar mucho tiempo y quizás no disponemos de él, por eso siempre priorizamos en el uso del cepillo dental y el hilo dental, además de ser los elementos que podemos llevar en cualquier bolso o mochila sin ocupar mucho espacio.

Pero hoy nos vamos a centrar en el uso del irrigador bucal, que como ya hemos comentado, es un estupendo complemento al cepillo dental, ya que nos permitirá eliminar esos restos que hayan podido quedar en nuestros dientes tras el cepillado, llegando a esos lugares a los que no llega el cepillo.

¿Qué es un irrigador bucal o dental?

El irrigador bucal o dental es un aparato eléctrico, por enchufe, batería o pilas, que lanza el agua recogida en un depósito a través de una boquilla de forma pulsada, pudiendo seleccionar la presión a la que queremos que  salga el agua.

Como puedes ver el sistema es bastante sencillo, no tiene mucha complicación y puede ayudarnos a eliminar esos restos que se quedan en nuestra boca y que no hemos podido eliminar con el cepillado.

Aunque este sistema de limpieza no solo eliminará los posibles restos que tengamos en nuestros dientes, sino que también favorecerá a acabar con la placa bacteriana que haya en la superficie de nuestros dientes, así como realizar un masaje y limpieza de nuestras encías.

Además, en el caso de que estés usando una ortodoncia, es un sistema perfecto para mantenerlo siempre limpio y cuidado.

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Como usar un irrigador bucal

No tiene mucho misterio, como ya te hemos comentado antes el sistema se basa en producir un chorro de agua a una presión ajustable, que utilizaremos en nuestros dientes y encías.

Pero cogerle el punto a la presión del chorro lleva un poco de tiempo. Si su uso es diario, en poco tiempo habrás conseguido adaptar su presión, ya que, si ésta es muy alta, puede hacer daño, así que ve probando poco a poco hasta encontrar el punto óptimo para ti.

Pero antes de comenzar a usarlo, debes seleccionar la boquilla que mejor se adapte a tus necesidades. Normalmente en los manuales del aparato viene una descripción de cada una de ellas y de sus funciones, por lo que no está de más que le eches un vistazo.

Una vez elegida la boquilla, simplemente la conectas al irrigador y ya lo tendrás listo. Es el momento de llenar el depósito de agua del irrigador, previa limpieza del mismo.

Algunos fabricantes recomiendan el uso de agua templada o hervida previamente para un mejor resultado, esa opción ya es la que cada uno prefiera, pero recuerda que si hierves antes el agua, deja que se enfríe antes de usarla. También existe la posibilidad de añadir al agua algún tipo de producto para mejorar sus funciones, pero es recomendable leer las instrucciones antes de realizarlo, ya que algunos fabricantes no lo recomiendan para alargar la vida útil del aparato.

Ahora que lo tienes todo listo, selecciona la menor presión y comienza el proceso de irrigación sobre tus dientes. Se recomienda que la posición que tengas sea mirando hacia el lavabo, con la boca abierta, ya que el chorro de agua rebotará en tus dientes y salpicarás mucho. Si lo haces sin cuidado, el agua saltará al espejo o lo que tengas delante y se llenará todo de agua. De ahí que la postura correcta sea mirando al lavabo, así toda el agua caerá allí.

Si la presión que recibes te parece muy poca, puede ir regulando hasta que encuentres el punto óptimo.

Comienza a mover el chorro sobre los dientes y encías, diente por diente y de arriba hacia abajo para asegurarte pasar bien por todas las zonas, llegando bien hasta las muelas. ¡No te olvides de la lengua! Mucha gente la descarta al realizar el lavado de dientes. Probablemente incluso tengas una boquilla en particular para ella.

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El proceso no debe durar más de cinco minutos en total, si estás demasiado tiempo puede llegar a ser contraproducente.

Una vez finalizado el proceso, se recomienda, limpiar bien las boquillas que has utilizado, vaciar y secar el depósito y dejarlo preparado para el siguiente uso. Además, usar un colutorio o enjuagarte con agua, es una buena opción para eliminar posibles restos que hayan quedado en la boca.

Como ves el uso es muy sencillo, al principio puede que salpiques más de lo necesario, pero se trata de ir cogiendo el punto al sistema y acostumbrarte a su uso. Verá que poco a poco todo será más sencillo y rápido.

Beneficio del uso del irrigador bucal

El irrigador bucal está pensado para todas las personas que quieran, no existen restricciones en este aspecto. De hecho, en algunos casos, es más que recomendable su uso, por ejemplo, en personas que usan Brackets, que tienen implantes o que padecen gingivitis o periodontitis. Los propios irrigadores suelen incluir boquillas específicas para estos casos.

Además, puede usarlo toda la familia, eso sí, utilizando cada uno una boquilla diferente, ya que no está contraindicado para niños. Solo en los casos de que exista algún afta bucal o heridas, o que la sensibilidad de los dientes no te permita aguantar la presión, se puede usar este sistema.

El beneficio que produce este sistema de limpieza hace que merezca la pena su adquisición, convirtiéndose en un elemento esencial en nuestro día a día para mantener la boca sana y limpia, proporcionando esa sensación de boca limpia, con un buen aliento y ayudando a tus encías.

Y en el caso de que tengas alguna afección que no te permita usarlo, o necesites revisar tu boca, cuenta con nosotros, en Clínica Sorias estamos para ayudarte.