A raíz de multitud de publicaciones en redes sociales, se ha puesto de moda usar el carbón activado en tus dientes, sobre todo, por parte de influencers, o personas que tiene millones de seguidores. Vamos a conocer una poco más sobre él y sus efectos.
Para conocerlo mejor, primero vamos a saber qué es el carbón activado, y qué otros usos se hacen de este elemento, que a día de hoy está en boca de todos, y para casi todo.
¿Qué es el carbón activado?
El carbón activado o carbón activo, es un tipo de carbón que ha hecho reacción a altas temperaturas con gases oxidantes o vapor de agua, o bien ha sido tratado con productos químicos, durante su carbonización para conseguir una mayor porosidad.
Este proceso aumenta el tamaño del carbón, así aumenta su porosidad y lo convierte en uno de los materiales con mayor capacidad de absorción.
De esta forma se convierte en una auténtica esponja que es capaz de absorber todo tipo de toxinas y suciedad.
El carbón activado en la historia
No es un producto milagro que se haya descubierto ahora, por mucho que haya gente que nos lo quiera vender así, sino que se remonta a muchos siglos antes. De hecho, existen casos registrados que se datan en el 3750 antes de Cristo, en la época a de egipcios y sumerios.
Estas culturas utilizaban carbón de leña reducir otros minerales en la fabricación del cobre.
En los siguientes años, el carbón se fue utilizando sobre todo para fabricar colores para luego realizar pinturas o escritura en el caso de los egipcios.
Para encontrar el primer uso médico que se dio a esta sustancia, nos tenemos que desplazar a la época de los griegos, más concretamente en el 1550 antes de Cristo, en Tebas.
Hipócrates, en el 400 antes de Cristo, recomendaba utilizar el carbón de leña para filtrar el agua y así eliminar el mal sabor y olor, además de poder prevenir algunas enfermedades.
Pero no solo se ha utilizado en Grecia, mucho otros países utilizaron el carbón con fines medicinales.
En Europa, África y parte de Asia, el uso de esta sustancia, ya se frotaba con los dedos, con palos o telas sobre los dientes estaba extendida, pensando que era un producto para mantener una boca sana, al producir un efecto blanqueador en los dientes. Para ello utilizaban carbón en polvo, hollín o la propia ceniza del carbón.
El carbón activo en la actualidad
Hoy en día, podemos encontrar esta sustancia en multitud de formatos, ya que se ha construido toda una industria a su alrededor, ya no solo como opción para el blanqueamiento de tus dientes.
También, es utilizada la piel, en pastillas para ser ingerida y que permita una mayor absorción de grasa y convertirse en un adelgazante, en la propia comida, como colorante…
El hecho de que en ciertos aspectos se ha llegado a utilizar con un efecto medicinal, sirviendo de filtro para el agua, junto con otras series de mecanismos para purificarla, o para realizar lavados de estómago en algunos casos de envenenamiento.
¿Realmente es bueno?
La gran mayoría de los odontólogos, no recomiendan el uso de este elemento para el blanqueamiento de dientes, ni para la higiene bucal.
Aunque actualmente podemos encontrar marcas que anuncian sus productos con este elemento, tampoco son la opción más recomendada.
El carbón activo, al ser una sustancia porosa, se convierte en un elemento abrasivo, es decir, que su auténtica función será la de “arañar” tus dientes, provocando así que se vean más blancos.
En realidad, lo que hace el carbón, es eliminar parte del esmalte desgastándolo, por eso tiene esa apariencia de blanqueamiento y esa sensación de dientes más suaves y lisos tras el cepillado con carbón activo.
Con el uso continuado del carbón sobre tus dientes, y este desgaste, lo que finalmente se va a conseguir es, tener unos dientes peor protegidos contra las caries y otro tipo de enfermedades.
En un principio sí que puede eliminar ciertas manchas en los dientes, como puede ser las derivadas del café, té e incluso tabaco, pero como ya hemos comentado, eliminando parte del esmalte.
Con el paso del tiempo y el uso continuado de esta sustancia, los dientes ya no estarán blancos, sino que pasarán a tener un color más amarillento. Se producirá un desgaste también en la dentina y provocará una retracción en las encías, aumentando la sensibilidad dental.
No solo queda ahí, sino que también se sospecha que, según señala la comunidad científica, además desactiva el flúor, por lo que seguimos poniendo en riesgo la salud de nuestros dientes y, por lo tanto, de nuestras bocas.
Conclusión
No existe ninguna evidencia científica, ni ningún estudio de ningún profesional de la medicina ni de la odontología, que pueda asegurar que el uso del carbón activado como blanqueante dental sea una buena opción para tu salud oral.
Más bien, la gran mayoría de profesionales y estudiosos del sector, no recomienda el uso de esta sustancia sobre tus dientes.
En este caso, el hecho de seguir una moda, esperamos que pasajera, podría acarrearte serios problemas en un futuro si el uso es continuado.
Por eso esta sustancia en otros ámbitos sí que pueda resultar útil, pero en lo referente al blanqueamiento de tu boca, o en lo referente a tu salud oral, más que beneficios, es perjudicial.
En el caso de necesitar blanquear tus dientes, por la razón que sea, la mejor manera de realizarlo, es poniéndote en contacto con tu odontólogo, para que valore el estado de tu dentadura y así poder indicar cual es el mejor tratamiento de conseguir ese blanqueamiento, sin poner en riesgo tu boca. No recurrir a este tipo de productos “milagro”.
¿Utilizarías un estropajo de acero para limpiar la vitrocerámica? Pues esto sería algo similar a tratarse con los dientes con carbón activo.
Ponte en contacto con nosotros si quieres un resultado perfecto, sin poner en juego la salud de tu boca.