Las muelas del juicio o cordales, que es como también se denominan, son los últimos dientes que aparecen en nuestra dentadura, y suelen hacerlo con una edad avanzada, en comparación con la irrupción del resto de dientes definitivos.
Estos terceros molares se ubican a ambos lados de la dentadura, tanto en la mandíbula inferior, como en la inferior, en la parte trasera, y uno por cuadrante.
Por norma general su aparición suele darse entre los 16 y los 22 años, aunque existen casos en los que pueden llegar a aparecer más tarde, e incluso puede que no rompan nunca la encía, y, por lo tanto, no erupcionan nunca.
Aunque pienses que te has librado si a ti no te han salido aún, es recomendable que lo comentes en tu siguiente visita, ya que el odontólogo tendrá que ver en qué estado están esas muelas y si sería recomendable extraerlas.
Y te preguntarás, ¿por qué? Pues es sencillo, ya que puede provocar un perjuicio en la salud del paciente, si no es ahora, puede que sea en el futuro.
¿Qué problemas causan las muelas del juicio?
Por supuesto el primer gran problema que puede surgir con la erupción de estas muelas son los dolores que provoca la ruptura de la encía. Por suerte, no es un dolor constante, aunque si muy molesto, y que lleva al paciente a sufrir fuertes episodios.
Cuando estos dolores surgen, no se quedan solo en la boca y en concreto en la encía, sino que puede desplazarse hacia los oídos o la cabeza.
Al romper la encía, se convierte en una herida, que, como la muela tarda en salir, y en una zona tan delicada como la boca, puede tender a infectarse, tanto en la encía, como en el hueso.
Además, teniendo en cuenta que la muela no tiene espacio para colocarse y por norma general, no surge del mismo modo que sus hermanas, lo que provoca que deje huecos entre la encía y la propia muela, que, si no tenemos una higiene bucal sana, puede comenzar a llenarse de resto de comida, favoreciendo esas infecciones.
A esta infección se le denomina pericoronaritis, y puede llegar al hueso, es decir, a la encía, y como toda infección, si no es tratada, puede expandirse a otras zonas.
Pero no solo conlleva la infección, sino que, aunque queramos cepillar bien la zona, puede afectar a muelas cercanas, lo que nos lleva a que pueden desarrollar una caries, y con el paso del tiempo, sino se trata, a la pérdida de esa pieza. O también puede provocar una halitosis o mal aliento, causado por esa caries.
Con el paso el tiempo y si la muela del juicio no llega a romper la encía y erupcionar, ésta se puede enquistar y desarrollar pequeños bultos que afectan al hueso mandibular, llegando incluso, y en casos más extremos a desarrollar tumores en esa zona.
La solución
Sabiendo cuál puede ser el desenlace de unas muelas del juicio que no rompen correctamente, tardan demasiado en salir, o directamente no salen, ya queda resulta la duda de por qué el dentista extrajo esas piezas a pesar de que parecían sanas.
Así que, para evitar patología como las descritas anteriormente, se suele proceder a la extracción de esas piezas, de forma preventiva, sobre todo cuando se ve que su evolución no es buena, incluso antes de que salgan.
La intervención suele realizarse en pacientes jóvenes, ya que la mandíbula aún no está formada del todo y, por lo tanto, cualquier malformación o desarrollo incorrecto, puede ser corregido de una manera más cómoda y fácil. Y es que su raíz aún no está formada.
A partir de los 22 años, si las muelas ya han aparecido y no generan ningún problema, como los que se han descrito anteriormente, por norma general no se procede a su extracción y se mantienen en observación, para evitar que puedan desplazar con el tiempo al resto de piezas y provocando así apiñamientos de dientes.
El procedimiento de la extracción de las muelas del juicio, es exactamente el mismo que el que se realiza con cualquier otro diente, con anestesia local. Por el contrario, si la muela aún sigue incrustada bajo la encía, el procedimiento será más largo.
En ese caso, se procederá mediante una cirugía en la que se abre la encía hasta llegar a la pieza, se extrae y se cierra la herida. Por norma general, el postoperatorio de este tipo de intervención no suele ser muy complicado, haciéndolo en casa, y con una escrupulosa higiene bucal.
Como dato curioso, las muelas del juicio de la mandíbula superior suelen dar menos complicaciones y no provocan tantos dolores o molestias.
Si estás en la edad de la aparición de este tipo de muelas, o tus hijos comienzan a tener molestias con ellas, ponte enseguida con Clínica Sorias, donde haremos un seguimiento al desarrollo de esta muela, proponiendo y llevando a cabo la solución más indicada para cada caso.