El tabaco y tus dientes

Hoy nos queremos centrar en las consecuencias que tiene el tabaco en nuestros dientes y en las derivaciones que pueden ocasionar el uso de este producto en nuestra boca.

Aunque el número de fumadores se va reduciendo año a tras año y a pesar de lo conscientes que somos de la cantidad de mal que nos provoca este hábito, aún sigue habiendo un alto número de fumadores en nuestra sociedad.

Las enfermedades que provoca esta adicción son sobradamente conocidas, desde cáncer en diferentes sistemas de nuestro organismo, como los de pulmón, vejiga o garganta, enfermedades pulmonares como enfisema, hasta enfermedades cardiovasculares.

Todas ellas conocidas por todos a las que además se suele añadir una alimentación deficiente.

El resultado de este vicio en nuestros dientes puede evidenciarse de una manera muy clara, algunas ellas tendrán solución, ya que suelen ser estéticas.

Otras sin embargo pueden indicar problemas más graves de salud, por lo que habría que estudiar bien qué lo está provocando.

Sin duda alguna, como casi siempre, el mejor remedio es la prevención, y en este caso en concreto, el abandono del hábito de fumar. Es la mejor solución para evitar los daños que se puedan ocasionar el tabaco, tanto en tus dientes como en tu salud.

En el blog de hoy, nos vamos a centrar en las consecuencias estéticas que provoca en tus dientes el hábito de fumar.

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El tabaco tiñe tus dientes

Quizás sea la más leve y fácil de resolver de todas las consecuencias que puede provocar el tabaco en tu boca.

El tabaco va a manchar tus dientes, tiñendo tus dientes y cambiado el color de su esmalte.

Comenzará en la parte posterior de los dientes, siendo la zona palatina la más afectada en las piezas dentales superiores y en la parte lingual en las piezas inferiores.

Obviamente con el paso del tiempo y seguir con este mal hábito, las manchas se irán extendiendo por todas las partes de las piezas dentales. Esto provocará que los dientes terminen con un color amarillento nada saludable a la vista.

Si a esto le sumamos una deficiente limpieza de tus dientes, el impacto será mayor en la persona que percibe esta coloración en los dientes. Puede llegar a afectar a la autoestima y la confianza.

Este color amarillo que adquieren los dientes se debe a los ingredientes abrasivos que tiene el tabaco, como son el alquitrán, la nicotina y otros aditivos incluidos en el tabaco. Provocarán la modificación de la coloración del esmalte, que es la parte exterior del diente.

No confundir con el color propio del diente que viene dado por la dentina, que es el tejido interior del diente.

Esta coloración no solo afecta a los nuestros dientes naturales, sino que también afectar a las prótesis que llevamos.

Como comentábamos, estas manchas en realidad son antiestéticas y normalmente siguiendo las pautas de higiene dental suelen aparecer en menor medida, pero no las elimina completamente.

Para ello deberemos recurrir a nuestro dentista para que pueda eliminar además la capa de sarro que además provoca este consumo.

Para ello se utilizará un aeropulidor, similar al utilizado para una limpieza bucal. Con ello conseguiremos que nuestra boca vuelva a relucir con un aspecto sano. Y si además dejamos de fumar, el efecto será más duradero.

Otra forma de devolver el color a tus dientes lo puedes realizar a través de un blanqueamiento dental, que no devolverá el color original. El uso de esta técnica permitirá que tengas una sonrisa más saludable.

Melanosis gingival del fumador

El tabaco no solo tinta los dientes, también provoca que se produzcan manchas en las mucosas, como las encías, pasando de tener un color rosado a tener un color marrón, aunque no afecta a todos los fumadores.

Al igual que la decoloración en los dientes, este efecto es reversible, en este caso, cuando se deje de fumar.

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Halitosis

Con el consumo de esta sustancia, nuestra boca se verá inundada del humo que tiene un olor desagradable.

Este olor, unido a los agentes químicos que contiene, como el alquitrán, la nicotina y demás aditivos provocan este mal aliento que otras personas detectan, aunque no sea perceptible para el fumador.

Su consumo conlleva también que el contacto de estas sustancias con los dientes, lengua y mucosas, tanto de la boca como de la garganta, conlleven una sequedad bucal y eviten la segregación de la saliva, que es una de las primeras defensas que tenemos.

La falta de saliva permitirá la proliferación de bacterias en la boca y la regulación del PH, con lo cual aumentará exponencialmente el riesgo a padecer caries u otras enfermedades dentales, lo que también ayudará a la aparición de la halitosis.

También tiene fácil solución, dejar de fumar y aumentar la limpieza de nuestra boca y dientes.

Reducción del gusto y del olfato

Otra de las consecuencias que sufrimos al continuar con este hábito se verá relacionada con el gusto y el olfato.

Al afectar a la circulación sanguínea, provocará que la llegada de sangre a las papilas gustativas sea inferior y por lo tanto la sensibilidad a los sabores se vea reducida.

Con el olor ocurre lo mismo, siendo dos sentidos que se hallan muy ligados. Al perder el gusto por algunos sabores, la nicotina evitará la percepción de algunos olores, o por lo menos su intensidad.

Como vemos estos son las consecuencias “menos graves”, que tienen fácil solución, dejar de fumar.

Como has podido leer, en este caso estamos hablando sobre afecciones estéticas o con una fácil recuperación, y en todos los casos pasan por la misma solución: dejar de fumar.

Y en el caso de que necesites una revisión de tus dientes, blanqueamiento o que le echemos un vistazo a las posibles caries que se hayan derivado de ese hábito de fumar, puedes pasar por nuestra clínica para valorar el estado de tus dientes y resolverlo con el mejor tratamiento posible en manos de los mejores profesionales.

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