Que levante la mano quien no le haya cantado nunca el aliento: una comida cargadita de ajo o cebolla, una saludable —solo si lo cocina como recomiendan los nutricionistas— ración de brócoli, el tabaco, un resfriado, un medicamento, un problema dental…
Hay al menos 80 razones que pueden ocasionar mal aliento y, aunque en muchos casos es un problema puntual, más del 25% de las personas —de cualquier edad, sexo y condición social— presenta halitosis de forma habitual y esto no está libre de tener consecuencias psicológicas, según la información que ofrece el Instituto del Aliento.
La culpa era del brócoli
Un caso extremo es el de una mujer holandesa que hace 25 años acudió a la consulta del doctor Edwin Winkel, de Clínica de Periodoncia de Amsterdam, buscando una solución para su mal aliento. Allí le explicó que su hermano también padecía el mismo problema. El facultativo tomó diferentes muestras de la paciente y los envió al Centro Médico Nijmegen de la Universidad de Radboud (Países Bajos) para su análisis.
El estudio, que se ha publicado ahora en la revista Nature Genetics, reveló la presencia de altas concentraciones de cuatro metabolitos —productos del metabolismo— que contenían azufre, lo que estaba provocando el mal aliento. Dos de ellos —el sulfuro de dimetilo y el metanotiol— son de hecho compuestos volátiles —se mueven por el organismo— que pueden proceder de los alimentos y se producen en gran cantidad en el intestino. El problema llega cuando no se descomponen correctamente y por tanto se acumulan.
«Hay investigaciones que señalan que en personas con cáncer se produce mayor cantidad de metanotiol y de dimetilsulfuro», Jesús del Valle (miembro Programa de Cáncer Hereditario del CiberOnc y del Institut Catalá d’Oncología)
Los investigadores detectaron que en el caso de esta paciente la causa de esa acumulación de metabolitos estaba en una mutación del gen SELENBP1, encargado de codificar una proteína que precisamente descompone el metanotiol. El error genético, que impide la descomposición de este metabolito lo que deriva en halitosis, se ha encontrado hasta ahora tan solo en tres familias: la de esta mujer holandesa, una de Alemania y otra en Portugal. El hallazgo, además de tranquilizar a los afectados les ayudará a elegir los alimentos de su dieta, huyendo de los más ricos en azufre (alcachofa, repollo, brócoli y col son algunos ejemplos).
¿Se puede detectar un cáncer por el aliento?
El estudio, por tanto, sugiere que el mal aliento puede tener un componente genético. Pero no solo eso. Este gen causante de la halitosis en esas tres familias se ha asociado con diferentes tipos de tumores, como admiten los científicos holandeses en la publicación, «aunque se desconoce su papel exacto». ¿Quiere esto decir que se podría detectar un cáncer a través del aliento?
«Hay investigaciones que señalan que en personas con cáncer se produce mayor cantidad de metanotiol y de dimetilsulfuro», explica Jesús del Valle, del Programa de Cáncer Hereditario del CiberOnc y del Institut Catalá d’Oncología(ICO-Idibell). El experto señala varios ejemplos como «un trabajo basado en un número de casos muy pequeño; en otro, los autores señalan que encontraron una mayor concentración de algunos compuestos sulforosos en el aliento de pacientes con cáncer de pulmón y en ventosidades de pacientes con cáncer de colon; y en el último Congreso Europeo de Cáncer, el Imperial College de Londres presentó un estudio sobre la detección de cáncer de esófago y de estómago basado en la presencia y concentración de determinados compuestos químicos».
También el doctor Lisardo Ugidos, del Servicio de Oncología Médica del Centro Integral Oncológico Clara Campal (HM CIOCC), añade que «en tumores de colon o mama, la acción de proteínas derivadas del SELENBP1 está disminuida y los niveles de otras moléculas sulfuradas son mayores».
Es un diagnóstico poco específico
Entonces, ¿se podrían identificar el cáncer a través del aliento? La posibilidad de detectar un cáncer solo con soplar es —sin duda— atractiva, pero los investigadores son tremendamente cautos.
«Podría llegar a ser un buen marcador para la detección de algunos tumores como los de pulmón, gástrico o esofágico, al igual que el análisis de las flatulencias podría revelar tumores colorrectales», considera Del Valle. El experto sin embargo aclara que, hasta donde él sabe, «todavía no se ha demostrado su eficacia en la detección en fases tempranas«.
«A día de hoy, no existe ninguna prueba de valor que diga que por un test de aliento se vaya a saber si alguien va a padecer cáncer», Guillermo Vidal (ingeniero y fundador de Ion Technology)
Ugidos reconoce que «cada vez cobra más importancia el papel de la microbiota bucal y faríngea en tumores digestivos, de cabeza y cuello, ya que algunas de esas bacterias pueden producir sustancias también detectables en el aliento». Sin embargo, añade: «Se trata de un método inespecífico que no diferenciaría unos tumores de otros». Estas sustancias no solo indican la presencia de un tumor maligno, también pueden aumentar por patologías benignas o porque estemos tomando algún medicamento.
El futuro cercano
A pesar de las dificultades, la ciencia sigue avanzando. Para poder estudiar la compleja composición del aliento, que contiene hasta 200 elementos diferentes, el ingeniero Guillermo Vidal, fundador de la compañía Ion Technology, ha desarrollado un potente sistema de análisis del aliento —el Super Sesi—, que se encuentra ya en algunos hospitales de Suiza, Perú, Italia y China.
«El aparato permite detectar moléculas grandes, que son relevantes desde el punto de vista biológico», aclara. A partir de aquí se podría aplicar al diagnóstico de diferentes enfermedades. Aunque, «a día de hoy, no existe ninguna prueba de valor que diga que se va a padecer cáncer por un test de aliento». De hecho, «hay muy pocos test diagnósticos aprobados por las autoridades europeas y estadounidenses y ninguno para hacer diagnóstico de cáncer basados en el aliento«, subraya.
¿Significa esto que hay que descartar la utilidad del aliento para identificar la presencia de un tumor? No, pero está claro que todavía está muy lejos de ser una realidad clínica. «Si se confirman adecuadamente muchos de los avances que vemos hoy, todavía pasarán bastantes años hasta que lleguen al paciente. Incluso podrían no llegar nunca aunque se demuestre su perfecta validez», advierte el miembro del ICO-Idibell.
Olfato canino
Descubrir el cáncer en fases muy preliminares es crucial para atajarlo con éxito, y mucho mejor si se hace con pruebas prácticamente inocuas. Este objetivo centra multitud de investigaciones en las que, a priori, no hay que descartar ninguna pista. Una de las más recientes es la llamada biopsia líquida (que consiste en encontrar ADN de tumores en una muestra de sangre), y antes fue el test de sangre oculta en heces (para el diagnóstico de cáncer de colon).
Más sorprendente es utilizar el olfato canino, y un equipo de investigadores japoneses ha demostrado que no es una idea descabellada. Los científicos tomaron muestras de heces y de aliento exhalado de pacientes con cáncer colorrectal y de personas sanas. La prueba consistió en hacer oler a un labrador retriever (especialmente entrenado para detectar el olor de cáncer) muestras de pacientes colocadas al azar y separadas por cinco cajas. Al animal le bastó con oler el aliento de un enfermo para quedarse parado delante de la caja de las heces del afectado.